El uso de las medidas de auto-informe: ventajas y limitaciones en la investigación en Psicología Descargar este archivo (El uso de las medidas de auto-informe.pdf)

Macarena Verónica del Valle[1]y Eliana Vanesa Zamora[2]

Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología
Universidad Nacional de Mar del Plata – CONICET

Resumen

El uso de medidas de auto-informe, de amplia difusión en Psicología, ha sido criticado en diversas oportunidades. El objetivo de este trabajo ha sido caracterizar a las medidas auto-informe, indicando sus ventajas y desventajas en al área de la Psicología básica y aplicada. Sobre la utilidad de estas técnicas, se destacan su versatilidad, su practicidad, su facilidad para procesar las respuestas, el ahorro de costos y tiempo y el acceso que dan a información introspectiva y amplias muestras, entre otras. Sobre sus desventajas, se destacan los problemas asociados a su validez y objetividad, las bajas correlaciones con medidas comportamentales, la posible falta de motivación (coyuntural y estructural) de los participantes a responder, los posibles sesgos en las respuestas y la deseabilidad social. El conocimiento de las ventajas y limitaciones de estas herramientas, resulta fundamental para efectuar mejores decisiones metodológicas y profesionales.

Palabras clave: auto-informe; auto-reporte; medición; psicometría; sesgos.

Abstract

The use of self-report measures, widely distributed in Psychology, has been criticized on several occasions. The aim of this study was to characterize self-report measures, indicating their advantages and disadvantages in both basic and applied Psychology. Regarding the advantages of these measures, we highlight (among others) their versatility, their practicality, the easiness of response processing, their low cost and time savings, and the access they give to introspective information and extensive samples. Regarding its disadvantages, we highlight the problems associated with its validity and objectivity, the low correlations with behavioral measures, the possible lack of motivation (conjunctural and structural) of the participants for responding, the possible biases and the social desirability. Knowledge of the advantages and limitations of these assessment tools is essential to make better methodological and professional decisions.

Keywords: self-report measures; assessment; psychometric; bias.

¿Qué son las medidas de auto-informe?

Por métodos o medidas de auto-informe o auto-reporte se entiende toda aquella evaluación, encuesta, escala o cuestionario que se utilice para recabar información o datos sobre un sujeto y que tiene la particularidad de ser el sujeto en cuestión quien debe responder preguntas acerca de sí mismo, completar los datos que le son requeridos o contabilizar las medidas que se le indican. Se trata de instrumentos de recolección de información sobre las personas, siendo ellos mismos quienes deben completarlos (Bourque y Fielder, 2003; Razavi, 2001). El auto-informe posibilita que cada individuo pueda “entrevistarse a sí mismo” (De las Cuevas Castresana y González de Rivera Revuelta, 1992).

La recolección de datos en investigación en Ciencias Sociales reviste crucial interés, puesto que los instrumentos de los que nos valemos deben permitirnos recabar información bajo la certeza de que esta será lo más válida y confiable posible (Corral, 2009). Sin embargo, la evaluación del instrumento que se va a utilizar para llevar adelante una investigación debe cumplir con ciertos criterios asociados a la validez, la confiabilidad y la utilidad práctica.

Para la psicología, los métodos auto-informe son instrumentos clásicos de evaluación en investigación en donde se aplica a los sujetos una diversidad de cuestionarios, inventarios o escalas, por lo general indagando a la persona a través de una serie de preguntas cortas o sentencias a valorar, principalmente en formato tipo Likert, con varias opciones de respuesta. Así pues, el sujeto brinda al investigador una valoración subjetiva de sus niveles en ciertas habilidades o competencias, o bien su opinión respecto a determinados hechos de la vida cotidiana (Fernández Berrocal y Extremera Pacheco, 2004).

Aunque los instrumentos de auto-informe presentan una serie de beneficios para la investigación, también se pueden encontrar distintas desventajas derivadas de las características intrínsecas de este tipo de pruebas. El hecho de conocer y comprender con claridad cuáles son las ventajas y las limitaciones de este tipo de herramientas permitirá a los investigadores efectuar mejores decisiones metodológicas y considerar con mayor precisión cuál es la extensión de los resultados que encuentren (Spector, 1994).

¿Cómo se aplican los instrumentos de auto-informe?

Los métodos auto-informe fueron tradicionalmente elaborados para ser completados mediante lápiz y papel. Cabe distinguir, a su vez, entre el auto-reporte y la auto-administración. Los instrumentos auto-informe, como se mencionó, son aquellos en donde la persona debe responder preguntas acerca de sí mismo. Empero, eso no significa que deba ser él mismo quien se administre el instrumento. En ocasiones, por medio de entrevistas, los profesionales de distintas áreas pueden hacernos preguntas acerca de cómo nos sentimos o de lo que pensamos o hacemos: el evaluador pregunta y el sujeto de interés responde. En esos casos, seguimos frente a una medida de auto-informe, pero no está siendo auto-administrada. En otras oportunidades, los instrumentos son brindados a la persona para que sea ella misma la encargada de leer las preguntas o ítems y responderlos en función de sus propias emociones, sentimientos o acciones. Así, el sujeto que responde es también quien completa la medida, por lo que se trata de un auto-informe que además está siendo auto-administrado. Adicionalmente, podemos aplicar medidas de auto-informe de forma individual o grupal.

Además del formato tradicional de lápiz y papel, la proliferación actual de métodos computarizados, computadoras personales, dispositivos electrónicos y medios digitales ha generado que muchos procedimientos asociados a los cuestionarios hayan sido informatizados. En este sentido, en términos de supervisión del investigador, puede considerarse que contamos con dos tipos de métodos de auto-informe, que pueden, ciertamente, entenderse como dos polos dentro de un continuo, en donde, por un lado, se encuentran los métodos que son aplicados frente a la supervisión del evaluador (cara-a-cara), y por el otro, aquellos que son completados por el sujeto sin supervisión alguna (por ejemplo, vía e-mail o encuestas por Internet) (Bourque y Fielder, 2003). Cualquiera que sea la modalidad, las personas que responden deben ser capaces de hacer preguntas sobre el proceso, por lo que el evaluador debe ser o bien el propio investigador, o bien alguien entrenado específicamente para el fin de recolectar los datos. Además, cuando la recolección de datos es asincrónica, es decir, se produce de manera diferida en el tiempo entre el evaluado y el evaluador, los participantes deben tener a su disposición una forma de comunicarse con el investigador.

A continuación se desarrollarán los alcances y las limitaciones más frecuentemente mencionadas en la bibliografía respecto de la aplicación de medidas de auto-informe.

¿Cuáles son las ventajas de los métodos de auto-informe?

Según Bourque y Fielder (2003) la versatilidad de estos métodos permite que los mismos puedan ser utilizados como instrumentos de evaluación de aspectos cuantitativos y cualitativos. Además, el procesamiento de los datos también es sencillo, puesto que suelen presentar una estructura de respuesta cerrada, limitada a las categorías establecidas previamente, fácil de computar y procesar. Para Echeburúa, Amor y Corral (2003), los auto-informes dan acceso a una información rápida, razonablemente fiable y que correlaciona satisfactoriamente con otro tipo de medidas como pruebas de observación y registros psicofisiológicos (aunque las asociaciones suelen ser mejores cuando se evalúa la relación de varias medidas auto-informe entre sí). También Echeburúa (1996), particularmente referido a la evaluación con fines clínicos, sostiene que los cuestionarios o inventarios permiten explorar un abanico muy amplio de conductas (muchas de ellas inaccesibles a la observación directa) en un tiempo relativamente breve.

Las principales ventajas que los diversos autores refieren respecto a las medidas auto-informe en psicología devienen principalmente de su utilidad práctica. Pueden ser aplicados a un gran número de personas (pues es plausible la aplicación colectiva) aún en los casos en los que no se dispone de mucho presupuesto, y esto nos permite acceder a muestras de mayor tamaño en menos tiempo y con menor esfuerzo (Fernández Berrocal y Extremera Pacheco, 2004).

Tampoco es necesario entrenar demasiado a los evaluadores que realicen la aplicación de los instrumentos, puesto que pueden simplemente distribuirse las instrucciones conjuntamente con los protocolos entre un grupo de sujetos y esperar a que ellos mismos lo completen. Bourque y Fielder (2003) también señalan como un alcance de estos métodos que no son necesarios softwares específicos o equipos y computadoras para recabar información. En comparación, según Fernández Berrocal y Extremera Pacheco (2004) las medidas de ejecución o medidas comportamentales necesitan explicaciones detalladas de cada una de las tareas a realizar, su implementación suele ser individual y demoran más tiempo en ser aplicadas, lo que pueden aumentar el riesgo de posibles sesgos en la contestación debido al cansancio.

A su vez, los sujetos pueden encontrarse más dispuestos a ser sinceros respecto a determinados temas sensibles (como las drogas, la violencia, el abuso sexual o la infidelidad) cuando la recolección de datos se realiza mediante auto-informes anónimos que cuando se utilizan, por ejemplo, entrevistas personales. Hernández Sampieri, Fernández Collado y Baptista Lucio (2010), sostienen también que en los casos en donde se indagan cuestiones muy personales o de mayor carga emotiva, los sujetos pueden contestar de manera más relajada y sincera, pues no se encuentran frente a frente con el evaluador.

En el caso del ámbito clínico en psicología, los métodos de auto-informe permiten un acercamiento o abordaje inicial al trastorno del paciente, a su sintomatología y malestar general, así como a determinadas características individuales como la personalidad o el autoconcepto (De las Cuevas Castresana y González de Rivera Revuelta, 1992). En este sentido, otra ventaja reside en que los métodos de auto-informe permiten el acceso a información introspectiva que no podría ser recabada de ninguna otra manera, pues el sujeto es el único capaz de suministrarla (Baldwin, 2009; Paulhus y Vazire, 2007). Las observaciones o medidas de evaluación que realiza el investigador, si bien suelen resultar más fieles a la realidad, omiten una gran porción de lo que acontece debido a que no pueden acceder a la conciencia del sujeto de otro modo más que por aquello que este reporta (De las Cuevas Castresana y González de Rivera Revuelta, 1992).

Los métodos auto-informe también suponen un ahorro de costos y tiempo por parte del profesional que los emplea (De las Cuevas Castresana y González de Rivera Revuelta, 1992); pueden ser considerados como el método más económico de recolección de datos, siendo posible aplicarlos a un gran número de personas en tiempos reducidos y con costos económicos muy bajos. Al menos esa resulta ser una de sus ventajas más robustas frente a otros métodos (Martín, 2011). También se eliminan sesgos que el experimentador pueda generar en los encuestados, como el tono de la voz, la calidez, la expresión facial, etc. (Bourque y Fielder, 2003; De las Cuevas Castresana y González de Rivera Revuelta, 1992). En ese sentido, se homogeneizan las condiciones de presentación de los estímulos del instrumento a todos los sujetos.

¿Cuáles son las limitaciones de los instrumentos de auto-informe?

Los métodos de auto-informe son instrumentos de captura de información que resultan útiles principalmente para describir un concepto o corroborar o refutar una hipótesis o modelo. Sin embargo, entre otros problemas, los mismos resultan infructuosos en el marco de un proyecto de investigación cuando se trata de generar nuevas ideas o teorías (Martín, 2011). Así, es válido afirmar que los métodos de auto-informe solo resultan útiles para recabar cierto tipo de datos, pero no otros (Bourque y Fielder, 2003). Lo más problemático es que las limitaciones que poseen las medidas de auto-informe pueden dar lugar a la recolección de información errónea que, como consecuencia, desemboque en resultados y conclusiones equívocas (De las Cuevas Castresana y González de Rivera Revuelta, 1992) o a errores de investigación de Tipo I (falsos positivos; Sampieri et al., 2010).

Al respecto, Fernández Berrocal y Extremera Pacheco (2004) señalan que son técnicas poco objetivas y pueden estar sesgadas por las capacidades de introspección de la persona y su memoria en comparación con medidas de ejecución. Por ejemplo, Ciarrochi, Deane y Anderson (2002), en su investigación sobre regulación emocional, encontraron escasa correlación entre la percepción de las emociones que los sujetos auto-estimaban y su ejecución real. Similares resultados han sido reportados por otros estudios, en donde las medidas de auto-informe y las medidas comportamentales que versan, ambas, sobre el mismo constructo, suelen dar resultados de asociaciones bajas o nulas (Allom, Panetta, Mullan y Hagger, 2016; Glassman et al., 2016). En este sentido, la validez y confiabilidad de diversas medidas auto-informe también ha sido puesta en tela de juicio (Pike y Kuh, 2005). Por ejemplo, Núñez, Solano, González-Pienda y Rosario (2006) determinaron, respecto de la evaluación de los procesos de autorregulación del aprendizaje, que los alumnos bajo estudio aumentaban la frecuencia reportada de utilización de técnicas de estudio luego de asistir a una sesión de 45 minutos que informaba sobre la naturaleza de las técnicas y el aprendizaje. Estos resultados, al igual que las inconsistencias encontradas, atentan contra la validez de constructo de las medidas auto-informe utilizadas en estos estudios.

Los métodos de auto-informe, además, no son susceptibles de ser aplicados a todos los sujetos. Por ejemplo, los instrumentos no son útiles cuando se pretende evaluar a niños pequeños que no han desarrollado aún capacidades de auto-observación o auto-evaluación, ni para aquellos, aún más pequeños, que no poseen un fluido manejo de la lectoescritura (Sturgess, Rodger y Ozanne, 2002). A su vez, los errores también pueden suceder por desconocimiento de quien responde, ya sea el caso de una falta de capacidad de introspección o un bajo nivel cultural (Echeburúa et al., 2003; Mazefsky, Kao y Oswald, 2011).

Adicionalmente, algunos estudios que utilizan las medidas de auto-informe para aumentar sus números muestrales, destacan justamente la cantidad de participantes como una fortaleza de sus procedimientos y garantía de la generalización de sus resultados. Sin embargo, el hecho de que la cantidad de sujetos incluidos en la muestra mediante la aplicación de encuestas o protocolos sea alta, no significa necesariamente que la muestra obtenida sea representativa o puedan generalizarse los resultados obtenidos. En este sentido, solamente las muestras probabilísticas son representativas, mientras que, en la mayoría de los casos, los estudios llevados a cabo con métodos de auto-informe trabajan con muestras no probabilísticas, de conveniencia (Bourque y Fielder, 2003).

Adicionalmente, respecto de aquellos cuestionarios de auto-informe que se aplican sin supervisión del evaluador, o en aquellos que se realizan mediante tomas generalizadas y grupales, suelen aparecer con frecuencia datos perdidos, a saber, ítems sin responder o respuestas ilegibles (Bourque y Fielder, 2003). Los datos perdidos pueden dar lugar a sesgos en la estimación de parámetros y a pérdida de poder estadístico (Roth, 1994). Por su parte, la mayoría de los métodos de tratamiento de datos perdidos, si bien sencillos de implementar estadísticamente, poseen escaso sustento en términos empíricos (Fox-Wasylyshyn y El-Masri, 2005).

La falta de motivación a responder a los instrumentos auto-informe también es una limitación considerable. Echeburúa et al. (2003) consideran que la falta de motivación puede ser estructural (en los casos en los que el sujeto no tiene interés en colaborar con la investigación) o coyuntural (que ocurre cuando median factores asociados a la fatiga, la enfermedad física, el aprendizaje por re-test, etc.). Cuando los sujetos bajo estudio carecen de una motivación adecuada para participar de la investigación tienden a responder con rapidez más que con precisión. Así, se asume que el evaluado que responde puede y de hecho desea describir lo más fidedignamente posible su conducta, lo cual puede no ser necesariamente cierto.

Los problemas en la fidelidad de los datos también pueden ser consecuencia de otras causas, como es el caso de pacientes con amnesia, psicosis, demencia, etc., o en aquellas áreas o contextos donde la simulación deliberada o el engaño puedan generar una ganancia personal. Por ejemplo, en el ámbito laboral, un sujeto que solicita un empleo puede tender a brindar respuestas deseables socialmente o esperables según el lugar que aspira a ocupar, con el fin de favorecer una buena impresión de sí mismo (Anderson, Warner y Spencer, 1984). Contrariamente, en el área jurídica, los cuestionarios también pueden verse sesgados si la persona intenta dar una imagen negativa de sí mismo si eso le permite, por ejemplo, acceder a una prima por daños y perjuicios (Sleep, Petty y Wygant, 2015).

¿Qué ocurre con la deseabilidad social?

Según lo mencionado anteriormente, también es importante considerar los sesgos en las respuestas debido a la deseabilidad social (como prejuicios o racismo), que se produce cuando los sujetos contestan en función de lo que se considera socialmente aceptable (Velo, 2005). Para Fernández Berrocal y Extremera Pacheco (2004), la deseabilidad en la investigación en psicología se refiere al sesgo premeditado en las respuestas al cuestionario con objeto de dar una imagen social deseada o una peor imagen de lo que se espera. Según Ellington, Smith y Sacket (2001), la deseabilidad social, o distorsión en la respuesta, refiere de manera general a la tendencia de los sujetos bajo estudio a contestar a los ítems del instrumento de evaluación de modo que las respuestas correspondan más a las presiones sociales o normativas, en lugar de proporcionar un auto-informe verídico. Los sesgos de deseabilidad social se han observado tanto en el reporte de conductas negativas, como por ejemplo la conducta delictiva o violenta, como en el reporte de conductas positivas, como el consumo de alimentos saludable o la práctica de ejercicio físico (Brenner y DeLamater, 2014; Di Noia, Cullen y Monica, 2016; Van de Mortel, 2008; Visschers, Jaspaert y Vervaeke, 2017).

Al respecto, Salgado (2005), en un metaanálisis sobre la evaluación de la personalidad en contextos laborales o de selección de personal, encontró que la deseabilidad social tiene un efecto promedio de inflar las puntuaciones en 0.38 unidades de desviación típica. Por su parte, respecto del fingimiento, Fernández Montalvo y Echeburúa (2006) reportan que también en el área clínica los auto-informes presentan una tendencia a sobre diagnosticar trastornos de personalidad en comparación con las entrevistas clínicas, a las cuales los autores consideran más estrictas y conservadoras.

Para tratar de contrarrestar esta fuente de error, muchos investigadores (principalmente aquellos que trabajan en áreas vinculadas a lo laboral, lo jurídico o con problemas psicológicos que pueden prestarse a fomentar las respuestas deseables, como drogadicción, abuso, violencia, etc.) han incorporado herramientas que reduzcan el sesgo debido a la deseabilidad social. Esto se ha realizado principalmente de dos formas: evitando las distorsiones (control de aquiescencia en formulación de ítems, inclusión de ítems de concordancia y de evaluación de tendencias de impresión negativa o positiva y pedido de colaboración sincera por parte de los sujetos) y detectando las mismas, luego de la aplicación de los instrumentos mediante la administración de escalas específicas de evaluación de sinceridad o deseabilidad social (Echeburúa et al., 2003). Un problema muy sobresaliente en los últimos años es el de los cuestionarios que se administran por medio de plataforma digitales que pagan a las personas por sus respuestas. En estos casos, mientras más cuestionarios responda la persona, más dinero recibe, por lo que predomina el interés en responder más rápidamente, y no más sincera o acertadamente. En estos casos, algunos investigadores (e.g., Rogers, Bardeen, Fergus y Benfer, 2018) han optado por incorporar en sus escalas, de forma intercalada, ítems formulados para asegurarse de que el participante está prestando atención, como por ejemplo “responda ‘nunca’ si está prestando atención en este momento”. Se asume que los participantes que fallan en contestar adecuadamente a estos ítems dieron respuestas aleatorias y son eliminados de los análisis (Oppenheimer, Meyvis y Davidenko, 2009).

Discusión y conclusiones

En el ámbito de la investigación en psicología, pese a la juventud de la ciencia, encontramos una amplísima gama de métodos, medidas e instrumentos que responden a la complejidad de procesos, capacidades, constructos y habilidades que la ciencia psicológica abarca. Además, dado que muchas de las variables tienen dificultades inherentes para ser medidas (pues no pueden ser observadas directamente), existe una diversidad de técnicas aplicables para poder medir un mismo constructo psicológico. Esta amplia disponibilidad de herramientas en la medición científica genera que con frecuencia las investigadoras no tengan claro qué medidas pueden ser más útiles en función de los objetivos que se plantean o qué ventajas o inconvenientes tienen unas medidas frente a otras. Según Fernández Berrocal y Extremera Pacheco (2004), comprender las limitaciones y ventajas de los diferentes acercamientos y medidas de evaluación permite al investigador y a los lectores entender por qué, en ocasiones, se pueden obtener resultados muy dispares con instrumentos que, en teoría, evalúan el mismo constructo.

Las críticas en la literatura hacia las medidas de auto-informe, sostiene Martín (2011), llevan a un punto en común, y es que los métodos auto-informe no sirven para todo, al igual que tampoco sirven para todo las técnicas informatizadas o el método biográfico. Empero, desde hace ya muchos años (e.g., Nunnaly, 1978) se considera que, aunque las escalas o cuestionarios de auto-informe tienen sus limitaciones y desventajas cuando se trata de hacer evaluaciones psicológicas, constituyen uno de los mejores abordajes posibles.

Por lo tanto, el reto de la investigación no es suplantar los métodos auto-informe por medidas metodológicamente más seguras, sino más bien diseñar instrumentos de medición que cuenten con buenas propiedades psicométricas, que no se solapen entre sí, que estén adaptados o validados en aquellas poblaciones que se pretende evaluar y que sean sensibles a los cambios en aquellos constructos que se espera medir (Echeburúa, 1996). No obstante, según Echeburúa et al. (2003), siempre que sea posible, una investigación minuciosa se enriquecería con información proveniente de distintas modalidades y métodos (medidas auto-informe, medidas de ejecución, entrevistas, observación directa, etc.).

Así, puede decirse que el hecho de conocer y comprender con claridad cuáles son las ventajas y limitaciones de este tipo de herramientas resultan fundamentales para los investigadores y profesionales de la psicología, pues les permitirá efectuar mejores decisiones metodológicas y considerar con mayor precisión cuál es la extensión de los resultados que encuentren.

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Notas

  1. Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología – Universidad Nacional de Mar del Plata – CONICET. Correo electrónico: mdelvalle1989@gmail.com

  2. Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología – Universidad Nacional de Mar del Plata – CONICET. Correo electrónico: elianavanesazamora@gmail.com